Marcas Blancas y Marcas de Fabricante, The New Challenge

Los que tenemos la mala costumbre de mirar las páginas color salmón cada domingo, sentimos la necesidad de recibir señales acerca de todos esos asuntos empresariales que tienen algo que aportarnos a nuestra formación. Estas señales tan sólo son indicadores de realidad, indicadores de necesidad de estudio e indicadores de bajo coste en nuestro tiempo de ocio.Marcas

Desde el momento que veo en las páginas de pescado de origen noruego el tratamiento de un estudio, me planteo de forma inquietante qué existe detrás de todas esas líneas. Esta vez no era diferente cuando leía lo que estaba sucediendo en el mercado de gran consumo con las Marcas Blancas y las Marcas de Fabricante.

La situación actual en el mercado de gran consumo, es clara y arroja resultados explícitos si centramos nuestra atención en la situación de las Marcas Blancas y las Marcas de Fabricante.

Si se analiza la evolución de los dos púgiles, podemos observar cómo desde 2008, las Marcas Blancas han ganado terreno de una forma evidente a las Marcas de Fabricante. El coste de oportunidad ha sido alto si hablamos de empleabilidad, y los datos nos muestran que se han destruido alrededor de 85.000 puestos de trabajo en este sector en los últimos tres años.

El  share obtenido por las Marcas Blancas ha sido incapaz de absorber los puestos de trabajo en la misma proporción. Éste, es un punto que sitúa en desventaja a las Marcas Blancas con respecto a las Marcas de Fabricante si fijamos la imagen de marca como punto de estudio relevante.

Como pescadilla que se muerde la cola, y buscando la relación con otros aspectos económicos como es la inversión, los datos vuelven a ser significativos: la inversión que realizan las Marcas Blancas es inferior en un 82% a las Marcas de Fabricante, creando de nuevo un punto abierto de crítica en el debate.

Mi reflexión no acaba aquí pues si nos centramos en la tributación o la fiscalidad que envuelve a los dos púgiles, observamos que las Marcas Blancas han pagado cinco veces menos que las Marcas de Fabricante, suponiendo una pérdida de recaudación para el Estado de alrededor de 530 millones de euros al año. De esta manera, es conveniente indicar que el marco jurídico-normativo de las Marcas Blancas es bastante más laxo que el de las Marcas de Fabricante.

A pesar de la situación que expongo, la aportación de las Marcas de Fabricante al Producto Interior Bruto es tres veces mayor que la de las Marcas Blancas, enfrentando un siete  y un dos por ciento de la valoración en dicho aspecto.

Con todos estos datos, somos capaces de dibujar una imagen fiel de la situación del mercado de las Marcas Blancas y Marcas de Fabricante. Por esto, ahora vienen a mi cabeza un sinfín de preguntas que os planteo: ¿Qué parte de culpa tiene el Estado en esta situación? ¿Cuánto tiene que ver el comportamiento de compra de los clientes en todo esto? ¿Cuál es el nivel de influencia de la coyuntura económica actual ante dicho ‘problema’? ¿Tiene el marketing influencia en el debate que planteo? ¿Cómo se ve afectada la imagen de marca? El debate está servido, al igual que mi café.

Diego López López

 Master en Dirección de Marketing y Ventas por Escuela Europea de Negocios